El deslpilfarro eléctrico y los niños
Mientras los telediarios se inundan con las imágenes del maremoto y miles de niños mueren en Sudán y otros tantos malviven en América Latina, a nosotros no nos falta la luz navideña.
Recientemente, leí que el consumo eléctrico en España en los meses de enero y diciembre ha costado 600 millones de euros. Enero y diciembre son los meses en los que tod@s, además de engordar y gastar dinero en lotería, paseamos por las calles iluminadas. Es cierto que es estético verlas. Sin embargo, a veces resulta desconcertante ver esas absurdas "mantas" que han colgado en Gran Vía, o las palabras inconexas del Paseo de Recoletos.
Además de eso, hay que pensar en cuántos árboles de Navidad están atentando contra el mal gusto en cualquier hogar español, americano o francés.
Mientras Occidente se deslumbra con tanta luz, alguien se ha molestado en calcular cuántos niños podríamos apadrinar con tanto gasto: 30 millones de niños sólo con lo que hemos gastado en luz en España. De esta manera, nos podríamos ahorrar esos lacrimógenos telemaratones con presentadores que con un poco de suerte saben dónde queda Sumatra.
Está claro que a Occidente tanta luz le ha cegado. Por suerte, siempre nos quedará prometer millones de euros en alguna Conferencia de Donantes y decirnos: ¡qué buenos somos y qué calles iluminadas tan bonitas tenemos!
Recientemente, leí que el consumo eléctrico en España en los meses de enero y diciembre ha costado 600 millones de euros. Enero y diciembre son los meses en los que tod@s, además de engordar y gastar dinero en lotería, paseamos por las calles iluminadas. Es cierto que es estético verlas. Sin embargo, a veces resulta desconcertante ver esas absurdas "mantas" que han colgado en Gran Vía, o las palabras inconexas del Paseo de Recoletos.
Además de eso, hay que pensar en cuántos árboles de Navidad están atentando contra el mal gusto en cualquier hogar español, americano o francés.
Mientras Occidente se deslumbra con tanta luz, alguien se ha molestado en calcular cuántos niños podríamos apadrinar con tanto gasto: 30 millones de niños sólo con lo que hemos gastado en luz en España. De esta manera, nos podríamos ahorrar esos lacrimógenos telemaratones con presentadores que con un poco de suerte saben dónde queda Sumatra.
Está claro que a Occidente tanta luz le ha cegado. Por suerte, siempre nos quedará prometer millones de euros en alguna Conferencia de Donantes y decirnos: ¡qué buenos somos y qué calles iluminadas tan bonitas tenemos!
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Alia -