Las caceroladas porteñas
Los argentin@s tenemos un problema y ese problema consiste en buscar culpables. La verdad es que a veces me siento abochornada cuando veo que la gente se junta frente a ,la Casa Rosada con cacerolas en mano, gritando: que se vayan todos. En el Argentinazo, era comprensible ya que había mucha rabia contenida. Pero, ¿lo de ahora?
Kirchner no es culpable de que se incendie un local en Buenos Aires; en todo caso es culpable de mostrar escasa sensibilidad y empatía. Y en el caso de que el Presidente no haya deseado hacer muestra pública de duelo, no es más que síntoma de una forma de ser (bastante decepcionante, pero una forma de ser). Él mismo ha asegurado que no quería rentabilidad política de la tragedia. Es dudosa la rentabilidad política que se podría sacar de algo así, pero es una idea respetable como cualquier otra.
El problema no es Kirchner, el problema es la gente que cree que Kirchner es un mago.
En ningún momento, cuando un Presidente jura el cargo asegura que acompañará a los familiares de víctimas en velatorios o dramas colectivos. Eso, en todo caso, sería una decisión del Presidente.
Y estas reacciones, quizás, no son más que fruto de un paternalismo al que los argentin@s se han acostumbrado. Este paternalismo es totalmente negativo, y así le va a Argentina. Siempre hay alguien por encima que tendrá que solucionarlo todo. ¿Por qué? ¿Por qué no asumen tod@s un poco su culpa? Era curioso escuchar Radio Mitre o leer Clarín el 31 de diciembre. Parece ser que todo el mundo preveía lo que iba a pasar en República Cromagnon. Todo el mundo sabía que se usarían bengalas, que siempre se superaba el aforo, que Chabán sólo quería que la gente pagara su entrada, etc. Entonces, si algunos supervivientes y lamentablemente, 188 fallecidos sabían o intuían lo que ahí podía pasar, ¿no serán ell@s también responsables? Odio citar a Stalin, pero: Si tienes miedo a los lobos, no entres en el bosque.
Por último, los coimeros también son culpables. Pero muchos argentin@s suelen decir: mejor chorro que sonso. Entonces, no nos engañemos. La tragedia de Once nos demostró una vez más lo que somos: un país lleno de contradicciones donde, cuando una gota colma el vaso, sus ciudadanos se enojan y empieza a gritar.
Por cierto, ahora estamos con ola de calor. ¿ Por qué no protestamos contra Kirchner?
Kirchner no es culpable de que se incendie un local en Buenos Aires; en todo caso es culpable de mostrar escasa sensibilidad y empatía. Y en el caso de que el Presidente no haya deseado hacer muestra pública de duelo, no es más que síntoma de una forma de ser (bastante decepcionante, pero una forma de ser). Él mismo ha asegurado que no quería rentabilidad política de la tragedia. Es dudosa la rentabilidad política que se podría sacar de algo así, pero es una idea respetable como cualquier otra.
El problema no es Kirchner, el problema es la gente que cree que Kirchner es un mago.
En ningún momento, cuando un Presidente jura el cargo asegura que acompañará a los familiares de víctimas en velatorios o dramas colectivos. Eso, en todo caso, sería una decisión del Presidente.
Y estas reacciones, quizás, no son más que fruto de un paternalismo al que los argentin@s se han acostumbrado. Este paternalismo es totalmente negativo, y así le va a Argentina. Siempre hay alguien por encima que tendrá que solucionarlo todo. ¿Por qué? ¿Por qué no asumen tod@s un poco su culpa? Era curioso escuchar Radio Mitre o leer Clarín el 31 de diciembre. Parece ser que todo el mundo preveía lo que iba a pasar en República Cromagnon. Todo el mundo sabía que se usarían bengalas, que siempre se superaba el aforo, que Chabán sólo quería que la gente pagara su entrada, etc. Entonces, si algunos supervivientes y lamentablemente, 188 fallecidos sabían o intuían lo que ahí podía pasar, ¿no serán ell@s también responsables? Odio citar a Stalin, pero: Si tienes miedo a los lobos, no entres en el bosque.
Por último, los coimeros también son culpables. Pero muchos argentin@s suelen decir: mejor chorro que sonso. Entonces, no nos engañemos. La tragedia de Once nos demostró una vez más lo que somos: un país lleno de contradicciones donde, cuando una gota colma el vaso, sus ciudadanos se enojan y empieza a gritar.
Por cierto, ahora estamos con ola de calor. ¿ Por qué no protestamos contra Kirchner?
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Gabriel -